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El más elevado de los pueblos del Barranco se oculta en un vallecito bajo el puerto del Pico. Sus calles cuajadas de rica arquitectura popular son testigos del paso secular de gentes y ganados por la vía vertebradora de la historia barranqueña: la calzada romana o cañada real.

Iglesia de Cuevas
del Valle

Iglesia_Cuevas

Iglesia de la Natividad
de Nuestra Señora

De finales del s. XV, es un edificio gótico con distintas mezclas bien diferenciadas, rodeado de un atrio ajardinado que preside la plaza del Puente.

 

En el exterior destacan su torre-campanario de piedra, con un añadido en ladrillo de siglo XVII, muy sencilla, decorada con delgadas cornisas y un remate a modo de alero. Su portada, con un arco de amplias dovelas con recuadro a modo de alfil; sus cornisas adornadas con bolas y sus contrafuertes coronados por pináculos.

La capilla mayor es más estrecha que el resto del templo, de una sola nave. Capilla y nave se comunican a través de un arco triunfal apuntado y ambos espacios se cubren con bóvedas de crucería de terceletes, lo mismo que el Baptisterio, que se encuentra a los pies.

Destacan los altares con frontales de cerámica de Talavera del siglo XV con temas de la Virgen del Rosario, del Niño Jesús bendiciendo, de Santiago Matamoros y de San Andrés. El retablo de la capilla mayor data de 1758 y es obra de Manuel Pajares, maestro arquitecto y tallista de Talavera, y en él destaca una pintura de Diego Rosales, pintor abulense del siglo XVI.

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Ermita de Nuestra Señora del Puerto o de las Angustias

Construida en 1637, esta pequeña ermita acoge a la patrona de Cuevas del Valle, situada en la salida septentrional, al final del típico barrio de Santa María.

Dentro se puede observar su bello artesonado mudéjar, restaurado en 2006, y un frontal de azulejos talaveranos del s. XVII.

Ermita de San Antonio

Ribeteando la calzada romana se encuentra esta construcción, tal vez la más antigua del pueblo. Se cree que fue levantada por trashumantes, y por eso alberga al patrón de los ganados: San Antón.

 

Es una construcción muy antigua, austera, con paredes de mampostería y campanil de piedra. Bajo la bóveda de ladrillo se esconde una de las maravillas del arte del valle del Tiétar: un magnífico retablo de ladrillo de estilo mudéjar.

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